Hace un par de meses que no he podido escribir por razones personales, pero no tengo ni mucho menos intención de dejar el blog en absoluto.
Con motivo del viaje de la Transpirenaica y cumpliendo los kilómetros para la primera revisión tuve la suerte de que me dejaran para trasladarme la honda SH 300 y aquí hare una pequeña reseña a esta potente scooter.
Lo primero decir que se arranca sin llave. La llave va con un tipo de conexión por WiFi codificado y cuando te acercas a la moto un testigo en el cuadro te indica que puedes arrancar la moto cuando quieras. Si te alejas los intermitentes realizan un par de destellos y quedas avisado de que está en modo seguro.
Arrancarla es todo suavidad, prácticamente no notas si el motor está en marcha o está parado. La moto es alta y mis largas piernas caben en el espacio entre manillar y asiento. No me resulta tan agradable la altitud del asiento, no es un scooter válido para todo el mundo. La moto es ligera y se maneja con facilidad en parado, tiene una dirección generosa y un manillar tirando a estrecho. El cuadro de luces es bonito y se lee muy bien con el marcador de velocidad analógico de generosa dimensión.
Ya en marcha es todo suavidad y la primera aceleración ya te dice que de mediana cilindrada nada, hay que agarrarse firme y echar el cuerpo un poco hacia adelante porque si no te puede dar una sorpresa desagradable de desequilibrio. Va sobrada de potencia.
Ratonera, entre coches juega como si fuese una 125, confortable como ella sola, sus suspensiones detonan calidad y durabilidad, que acompañado a un asiento con corte anatómico y un mullido más que aceptable, no se me hicieron largo los recorridos que hice ni tuve dolor en el culete. El tamaño de las ruedas tambien es acertado y ambas poseen frenos de disco con unas pinzas con mordiente suficiente para parar con seguridad. Tengo la sensación de que todas las motos que llevo frenan, en comparación, más que mi Crosstourer. Y es que la Cross pesa mucho.
En el espacio bajo del asiento hay un generoso hueco para un casco integral y es en ese hueco donde está la tapa del tanque de la gasolina. Sin embargo lo que verdaderamente me gustó fue el baúl o top case. No sólo dispone de un acolchado acertado para que el pasajero pueda apoyar la espalda e ir más cómodo si no que ni siquiera aparenta el tremendo tamaño que dispone para llevar la carga. Un casco grande en volumen como el Arai X Tour no sólo cabe sobradamente, además sobra poco espacio para poner alguna prenda de abrigo, antirrobo o lo que se te pueda ocurrir. ¡Genial!
Otra mención especial son las luces totalmente de LEDs. Entiendo que las nuevas tecnologías son fenomenales para el conductor porque ilumina genial, pero me sitúo como siempre, en que no le debe parecer tan genial al que viene de frente, normalmente deslumbrado, debido a la potencia de las mismas. Normalmente cuando me encuentro luces de éste tipo y soy yo el que viene en sentido contrario de circulación voy muy deslumbrado.
Sin duda es un scooter pensado para los que hacen ciudad y quieren llevar algo más de potencia, pero sobretodo un scooter genial para los que viven en el extra radio, hacen algún recorrido por autovía y cogen carretera en su día a día.
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