Me presenté en el concesionario empapado y triunfante después de un largo camino en tren, metro y a pie, pero sabía que en unas horas estaría sobre mi flamante honda crosstourer, y todo eran alegrías.
Tras las pertinentes gestiones, me dan el provisional y fuera ya está la moto, arrancada en la calle con los nuevos accesorios y las tres maletas, me espera para irse con su nuevo dueño. Todo un acierto la cúpula ahumada, le queda de lujo, las barras muy bien integradas con la forma y el caballete no afea para nada la forma, pues sólo le ve un poco el pedal por fuera del basculante en la parte izquierda. MENUDO BICHACO y to pa mi, estiro la pata y alehoppp!!
Mientras arranco hacia casa todo son sensaciones y la emoción hace que no deje de mirarla todo lo que puedo. En el tráfico soy uno más y me es imposible pasar adelante ya que las maletas son bastante anchas y los carriles son demasiado estrechos. Si no cabe el manillar, no cabes tú.
Me sorprende lo bien que se ve por los espejos, llegando éstos a sobresalir un poquito más que el ancho del manillar, son muy fáciles de manejar en marcha ya que no están duros y son bastante anchos. En cuanto salgo a la autovía me doy cuenta del acierto de ésta cúpula y me hace sacar una sonrisa, quedó como me gusta, me gusta como queda y sobretodo, es funcional.
Cuando paro, ya la observo con detalle y admiración; y a lo primero que se me va la vista es a las llantas, que cuando les da el sol, hace que brillen los radios y se ven preciosas. Me encanta el basculante monobrazo anchote y robusto y la vista de la llanta trasera. Echo de menos alguna aguja en el marcador pero eso es cuestión de gustos y de acostumbrarse.
El primer problema viene cuando la quiero levantar sobre el caballete y me es imposible. No conozco la técnica o demasiado peso para mi. Seguro que tiene truco, -pienso-, así que ya lo intentaré más tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario