lunes, 30 de octubre de 2017

Carta abierta a mi lugar de nacimiento

Siempre me ha gustado escribir. Siempre. Aunque no siempre lo haga. Aunque empezara a hacerlo con lápiz para poder borrar. Aunque ahora borrar sea la tecla de retroceso.

La melancolía invade mi cuerpo desde hace días. Creo que me persigue desde hace semanas. Creo que hace años que me persigue. Ya no se ni lo que quiero.

Está claro que son mis curvas. Mis baches. Mis cunetas. Las carreteras de mi isla. Las carreteras que ya soñaba conducir desde pequeño. Las carreteras que imaginaba recorrer tumbado en mi cama, soñando despierto con los ojos bien cerrados, con la música de acompañamiento. Con la cara frente al techo.

Sin duda nada como estar en casa.

Pero tambien quería explorar. Explorar lo lejos. Explorar que cualquier aventura podía surgir a veinte kilómetros de casa o al otro lado de un avión. Explorar que era libre. Libre de pensamientos y de jaulas, las jaulas del día a día y la comodidad.

Lo conseguí, volé lejos y pedaleé muy fuerte. Conduje de día y también de noche. Solo. Acompañado. Solo con la música. Sólo con el sonido. Acompañado de risas y de mi mano en tu rodilla. Giré el manillar de mi nueva moto justo cuando las manos más me tembraban y reí, reí enormemente desde dentro de mi casco. Todo esto con los ojos bien abiertos.

Lejos de casa escribo esto. Donde la morriña se ha apoderado de mi ser. Sin saber muy bien porqué me llamas, te necesito. Te necesito Gran Canaria. Necesito que me devuelvas eso. Tu soledad, tu final y tu comienzo, tu forma de hablar y tu acompañamiento. Me llamas y sigo lejos. ¿Qué necesitas de mí si sabías que me iba  a explorar?

Es el estancamiento. La emoción se apaga y se convierte en rutinario alimento. Por eso volví a conducir lejos. Asturias se me hizo corto y ahora me vuelves a llamar.


Vuelvo a cerrar los ojos. Vuelvo a querer soñar. Soñar que el tiempo no corra ni me provoque ansiedad. Soñar que te tengo aunque sólo sea por que me devuelvas esas emociones. Soñar por tus atardeceres y por tus cumbres. Por tu orografía diferente y por tu forma de acariciar cada curva, cruce o pico. Tu cumbre y tu mar. Tus olas y tu abrazo. Sin duda mi querida tierra.

Molaría llevar el bicho por mis carreteras de siempre. Sin duda no hay nada como los sueños de niño para despertar de mayor.

viernes, 13 de octubre de 2017

El Norte siempre es atractivo

-¿Y que quieres que te cuente? Si te enseño una fotografía y me dirás que es un decorado, que es imposible tanta belleza y que ese lugar seguro que no está en España, que parece Eslovenia. Nos pasó el año pasado y nos ha pasado este año.

-Una suerte ir a ver esos lugares.

-Permítame que te corrija buen amigo, pero esos sitios nos encontraron a nosotros. Preocupados salimos con lluvia, luego desestabilizamos con la niebla y al final nos dio un abrazo el sol. Nosotros nos dedicamos a rodar, visitar, tratar de plasmar algo... Y es ahora cuando nos damos cuenta lo que dejamos atrás. Muchos kilómetros y las horas avanzan, la compañía te atrapa y tienes que avanzar. Poco tiempo como para tirarse en el césped y ver el atardecer ¡Cuánto nos hubiese gustado!