lunes, 27 de octubre de 2014

Ruta Andorra

  

  El viernes por la tarde salimos rumbo a Andorra, la ruta elegida era la más corta, por zona de carretera nacional en su mayoría, hacer noche y bajar, seguramente por una ruta diferente. La excusa de la ruta eran las compras de equipación para mi pareja y, si cabía la posibilidad, un intercomunicador midland. 

  Salimos el viernes a las seis de la tarde, así que la noche a medio camino estaba asegurada... cosa que no me hace gracia pero había ganas de conducir y, sobretodo, había ganas de ruta. Por otro lado era la prueba de fuego para la pasajera, que no había probado, en una ruta larga, sus sensaciones arriba de la moto.




   Las primeras sensaciones me decían que se podía ir avanzando,  hasta que me encontré la autovía A-2 completamente parada y casi me da un jamacuco, pensando todo el tiempo que iba a perder en ruta y que sería una noche larga. Salí en la primera salida hacia Olesa de Monserrat, ganando tiempo por las curvas y perdiendo tiempo en atravesar el pueblo; siguiendo una cantidad de tráfico súper denso hacia Manresa y una vez pasado Manresa sí que empezó a sentirse la Crosstourer bajo el cuerpo. Ronroneaba con sus maletas al 70%, piloto y pasajero, majestuosa con un poderío sin igual y por fin, subiendo de vueltas para cambiar entre 6.000 y 7.000 revoluciones por minuto. Ahí empezamos a disfrutar. 

   Yendo hacia Camprodón, todo por autovía, con mil ojos a los radares si vas un poquito por encima de la velocidad, llegué a pensar que fue un tramo más largo que lo que tardamos en ésta ruta en llegar a Solsona. Me divertía conduciendo y la moto ni se inmutaba. La copiloto iba súper cómoda y no pedía la parada por cansancio, si no por abrigarse. La noche estaba llegando y además, como salí a medio depósito, quería repostar gasolina para subir tranquilo en ese aspecto. 

   Nos abrigamos y salimos de la gasolinera con la nocturnidad sobre nuestros cascos. Así que lo siguiente de la ruta fue ver insectos voladores hacia el casco o la luz de la honda y poca carretera. Atravesamos un puerto nada más salir de Solsona que se me hizo eterno al no tener las primeras referencias visuales debido a la oscuridad. Pero la Crosstourer alumbra muy muy bien. Tanto las luces largas y las cortas me dan sentido de seguridad y me permiten ir seguro a velocidad moderada, claramente con mas cuidado y con ojo en las curvas. 

   Ya en la carretera que va a la Seu de Urgell, el tráfico era realmente denso y se avanzaba a ritmo moderado, pudiendo adelantar en muchos tramos autocaravanas o coches cargados, deseando cruzar la frontera. Pasamos por un desfiladero que no se apreciaba salvo por las paredes de piedras laterales y de repente, nos encontramos con el muro de una presa completamente alumbrado, siniestro y en medio de la noche. Era chocante y merecía una foto, pero seguimos adelante con tal de llegar para cenar. 

   Ya en Andorra, tuve cuidado con la velocidad para evitar los radares y tras una parada técnica en el McDonald para comprar naggets y ensalada, y así complementar el bocadillo que llevaba de casa, puse rumbo al hotel, el cual me pareció que estaba súper lejos, con un tráfico digno de una gran ciudad y con ganas de llegar, una duchita, cenar, relajarse... conducir de noche una hora y media, con la tensión de no conocer la carretera y el tráfico, no fue tan divertido como la mitad de la ruta. 

  
 Andorra es motivo de peregrinaje motero, sobre todo a la hora de gastar en prendas caras. Entre mas gastas, más ahorras, pero significa subir hasta allí y pasarse una noche, con tal de pasear un rato entre sus escarpadas montañas, calles limpias y un montón de tiendas de todo tipo. 

   De vuelta disfrutamos más. Una porque mi pareja iba bien protegida, con un traje Rev'it digno de mención, el conjunto Indigo, que le sienta como un guante y no pasa frío alguno. Segundo porque salimos de día y eso significaba disfrutar del viaje. Caían algunas gotas hasta pasada la frontera y la carretera algo húmeda el primer tramo en España, nada preocupante ni molesto. Para molesto los completos domingueros un sábado. Gente que va por debajo de 20 km/hora al límite permitido por la vía, es decir a 70 en un tramo de 90, con toda la visibilidad posible. Le exprimo a la Crosstourer, que tiene un empuje bestia en quinta velocidad y nos vamos quitando coches de delante. 

  
   Ese tramo que nos habíamos perdido era una carretera muy divertida, con rectas largas, con curvas, con ese paso de mini desfiladero con paredes de piedra a los lados y el río corriendo unos metros más abajo, prados realmente verdes que parecían sacados de una postal y un sol de frente anaranjado que le daba la perfecta luz a la tarde. El muro de la presa formaba un enorme lago de kilómetros, el pantano de Oliana, del río Segre, quedaba a nuestra izquieda conforme avanzábamos. Cuando llegamos al cruce que nos dirige hacia Solsona o Cervera, me acordé de los kilómetros de autovía que habían si bajábamos hasta Lleida y ni me lo pensé; tiramos a la izquierda por la C-26 y a conocer el puerto donde la honda se puso como loca y escuchamos su escape en todo su explendor. ¡¡Como rugía!!

   
   El resto de la ruta fue prácticamente de día hasta parada, a unos 20 kilómetos de Manresa, que atravesamos de noche con su puente, iglesia y universidad muy bien iluminadas, dando un ambiente al pueblo que parece no tener de día, realmente curioso y muy llamativo. Y cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos en casa, con 460 kilómetros de diversión de fin de semana. 

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